Barcarola o Casa Nenes: una casa rural llena de juguetes

Cuando planeé las vacaciones de este año, estaba segura de varias condiciones imprescindibles: ir hacia el norte (por eso del fresquito), alquilar casa (para estar más a gusto) y estar cerca de la costa (para ir algún día a la playa). Después de conocer a Itziar, la fundadora de BabyRural, en un encuentro de agentes Mammaproof en Huesca, las estrellas se alinearon para ofrecerme el mejor destino posible: Casa Barcarola, en Urt (Francia).

Barcarola es una casa tradicional vasca que se alquila por partes: por un lado, un apartamento (con una habitación, un baño, una cocina y un salón con sofá cama) y por otro, varias habitaciones con baño incluido. Nosotros optamos por alquilar el apartamento diez días, porque con la peque se nos hacía más cómodo llegar a casa todas las tardes, bañarla y darle una cena «casera«, ya que el día lo pasábamos fuera. Además, me parece que me integro más en el país al que voy si me alojo en una casa y voy a hacer la compra al supermercado, como si fuera una vecina más.

Lo bueno de alojarse en una casa rural de BabyRural es que no tienes que preocuparte por haberte olvidado algo, porque seguro que ellos yo han pensado en que lo necesitarías. Además de trona, cuna y bañera, en la casa teníamos gel para bebés y juguetes.

En la cocina no faltaba de nada: batidora para hacer purés y tarros de cristal para guardarlos, exprimidora para hacer zumos de naranja, bolsitas para congelar o guardar fiambre…

Pero además del apartamento en sí, pudimos disfrutar del enorme jardín (solo nos llovió dos días de los diez), donde pudimos disfrutar de la lectura (menudo atracón me he metido, seis libros en menos de un mes), de ver estrellas, de cenar al aire libre, de conversar mientras tomábamos un aperitivo con Itziar y su familia o los demás alojados con los que coincidíamos. Pero si alguien ha disfrutado a tope de Barcarola, esa es Olivia, la Nena, como ella misma se llama.

Slow holidays: En estas tumbonas hemos observado las estrellas y leído muchos libros

La casa cuenta con un espacio común lleno de juguetes, libros, pinturas, bicis… tanto le gustaba estar allí que la bautizó como Casa Nenes (por los hijos de Itziar, que estaban también allí). En el rincón creativo de Barcarola, Olivia hizo sus primeros dibujos con sentido: retratos de su papá en distintos colores.

Otro detallazo de BabyRural es que a cada niño que se aloja en sus casas le regalan un cuaderno de actividades editado por ellos mismos, con el que les invitan a leer, dibujar, explorar y crear.

Y os puedo asegurar que en una casa BabyRural la creatividad no para. De repente una caja de cartón se puede convertir en un barco pirata. Y mientras, los padres disfrutan de la «fiesta de la siesta», uno de los talleres que esta red de alojamientos rurales pensados para las familias ofrecen. También tienen talleres de fotografía o manualidades. Todo lo podéis consultar en su web, donde podréis echar un vistazo a las demás casas con las que cuentan en España.

¡Yo pienso repetir!

Este post es continuación de Un destino “babyrural”: el País Vasco francés

Si queréis ver fotos de Casa Barcarola por dentro pinchad aquí.