Por fin es viernes y la agenda de ocio rebosa de planes. Laura y yo estaremos el próximo fin de semana en Valladolid, en la Seminci, como todos los años. En realidad el festival comienza mañana y con una novedad muy interesante: la Miniminci, una sección dedicada a los espectadores más jóvenes, que proyectará entre otras películas, Zarafa, que ya os recomendamos hace unos meses. Sigue leyendo
“Puedes pegarme. Puedes tirarme al suelo, incluso escupirme y mearme. Pero por favor, no me aburras”. Esta frase, que el Sargento Highway (Clint Eastwood) le suelta a uno de sus soldados en “El sargento de hierro”, explica, salvando las distancias, lo que espero de una película cuando voy al cine: que no me aburra. Si, además, me “toca” y salgo del cine diferente a como había entrado, ya no puedo pedir más. Y Martina, que acaba de cumplir dos años y medio, creo que piensa igual que yo. Lo he podido comprobar en su primera incursión en el cine: “Zarafa”.
Desde hace ya muchos años, Laura y yo nos reservamos un fin de semana al año para acudir con nuestros chicos y demás amigos cinéfilos a la Seminci, el festival de cine de Valladolid. Todo empezó con Montse, mi mejor amiga de la facultad, que ya había ido varias veces y hablaba maravillas de este plan ocioso, cultureta y gastronómico al mismo tiempo. Así que para no romper la tradición, este viernes cogemos el tren (ventaja de la que disfrutamos desde hace unos años, con la que solo se tarda una horita desde Madrid) y nos plantamos en Pucela. Las niñas se quedan con sus respectivas abuelas, que para que se unan a este plan les queda todavía mucho tiempo.
Después de varios intentos fallidos, por fin pude ver la película “Qué esperar cuando estás esperando”, un filme inspirado en el best seller de Heidi Murkoff, que por cierto no he leído. Si el libro es un manual de consejos y enseñanzas sobre el embarazo, la película es una comedia en la que cinco parejas se enfrentan a la paternidad por primera vez.
Muchas de las madres que se han colado en la gran pantalla nos han dejado una marca imborrable. Unas, por abnegadas y sufridoras; otras, por víboras y psicópatas. Un muestrario al que desde entremadres (cinéfilas empedernidas) rendimos homenaje a modo de clausura tardía del Día de la Madre.
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